«Crazy Pears»

Mi obra “Crazy Pears” nació del deseo profundo de darle alma a lo que otros llaman naturaleza muerta. Nunca la sentí así. Para mí, un bodegón es un escenario íntimo donde los objetos dialogan en silencio, respiran y se observan entre sí. En esta serie que llamo Crazy Bottles, busco precisamente eso: que las frutas y los recipientes no sean simples elementos, sino presencias vivas que comparten su energía con quien los contempla.

Aquí, las peras son las verdaderas protagonistas. Me gusta pensarlas como seres rebeldes, que coquetean con la gravedad dentro de la copa metálica pero se niegan a permanecer inmóviles. El metal, brillante y rotundo, actúa como contrapunto: lo firme frente a lo orgánico, lo frío frente a lo que late. Cada reflejo es una respiración, una pausa dentro del movimiento detenido.

El fondo rojizo y anaranjado fue mi forma de crear una atmósfera cálida, teatral, casi íntima. Las cerezas, pequeñas y juguetonas, irrumpen como notas de color que rompen la quietud y aportan ligereza. Pintar «Crazy Pears» fue un ejercicio de libertad: una celebración de lo cotidiano, donde incluso lo más simple puede transformarse en una historia llena de poesía y vida.

O.A